BIENVENIDO A TWITTERLANDIA

16 pechoch@s

A inicios de diciembre del año pasado entré a Twitter debido a este par de asignaciones... Era lo mínimo que podía hacer: conocer (ya) el medio que iba a tratar. Y digo "ya" porque varias veces estuve tentado a hacerlo. De hecho, mi cuenta estuvo muerta varios meses sin seguidores ni seguidos y con un triste avatar de pájaro anónimo en color verde. Mi relación social virtual se circunscribía al mundo del Facebook (básicamente con los amigos "de la vida real" también conectados) y con los contactos que empecé a tejer aquí, en el blog del pechocho. Hasta que a @ivankdin finalmente le di follow...

Mi entrada a este mundo no recuerdo cómo fue y la búsqueda de ese primer tuit me parece insustancial. La carnita está más bien en el sabor tuitero que me han dejado estos cinco meses en esta plataforma donde lo que se impone sustancialmente son dos cosas: la palabra y la imagen. Los 140 caracteres y el avatar que las produce. Eso, más la constancia, es el leit motiv de este asunto. Claro, si eres Paulina Rubio hasta las declaraciones más inconexas te serán aplaudidas y te lloverán los followers como por arte de publicidad.

Twitter es un mundo paralelo. "Metafísico", para que suene más aká. Aristóteles rediseñaría su concepción de lo real después de TW. Un plano virtual donde la extensión de lo humano permanece pero con otro matiz. Las leyendas, egos, miserias, virtudes, pasiones, contradicciones, humores surgen de entes cuya primera referencia es el avatar mismo (aderezado de bios y blogs que en ocasiones dejan al interlocutor en las mismas). Avatares que en esta arena de comunicación horizontal están a la exposición de todos. Sea quien sea.

Tuiter es un pergamino que en función de tus seguidos avanza lento o de manera vertiginosa. Es como presenciar una banda eléctrica por donde van pasando infinidad de seres hablando: ves banditas hechas muégano, seres solitarios que o sólo observan o hacen del monólogo su vehículo, trolls de las más diversas formas que ni Peter Jackson hubiera imaginado, varios "famosos" y muchos clones de ellos, precisamente. También revolucionarios que han encontrado en tuiter la versión 2.0 del café del siglo pasado; zoon politikons que buscan hacer allá afuera, "en lo real", una unión social más concreta de lo que permite la red; gente de medios que, en muchas ocasiones, corre más rápido que la propia información. En fin, una pasarela de seres de todos los colores, dimensiones y complexiones que tocan cualquier tema que de la A a la Z pueda surgir.

Pero, oh, dados los tiempos éstos en que la información está por todos lados consumiéndose pero no masticándose, los temas y las discusiones pasan en Twitter como pasan precisamente aquellos avatares. Todo reina y es tendencia (TT) mientras lo sea, hasta que no lleguen los nuevos replies y los nuevos hashtags. Los paradigmas hace apenas 10 años duraban, de menos, una generación. Hoy las tendencias en Tw pueden cambiar cuando vas al baño y tu Time Line te dice: "89 new tweets".

En mi breve estancia en Twitter (breve si en términos terrenales hablamos pero ya no tan corto si en tiempo/espacio tuitero lo medimos), han surgido voces que despotrican contra él como herramienta de información, a la vez que salen quienes toman a la plataforma como el cerillo que incendiará la pradera de la inminente revolución. Como nuevo medio, tal cual pasó con la radio, la tele, la videocasetera, a Twitter se le sobrestima y se le subestima a la vez. Sí hay que decir que a diferencia del resto de medios aquí la democracia en opinión se hace latente, la verticalidad de quien opina se ejerce y la resonancia la busca uno con diversas aplicaciones, pero por otra parte, quienes están aquí no son ni la millonésima parte de apenas un puñado de mexicanos. Por más que se debata y se acaloren dichos debates, si lo que de ahí surge no pasa a otro plano práctico, "real", de la simple anécdota y nota del día no pasará...

Bueno, llevo más de 150 días en Twitter pero a decir de Tweetwasters sólo he gastado, de ese total, un día con casi 17 horas de riguroso tuiteo. Estoy chavo.