LA MUERTE NO PIDE PERMISO...

Circuito Interior. De aeropuerto rumbo al centro. Aprox. las tres de la mañana. El puente que a esas horas imaginaría desértico asoma curiosos por sus barandales. Las torretas de diversas patrullas hacen pensar en lo obvio: un accidente automovilístico. El tráfico vehicular avanza por la lateral, lento. Y todos, mirones, hacia la escena aparatosa. El puente divide la magnitud del siniestro: del lado izquierdo se puede ver el Jetta color negro con las portezuelas abiertas y con las llantas pa'rriba, posición en la que quedó después de dar una serie de piruetas que comenzaron unos 150 metros antes, mas o menos, y cuyas señales se pueden ver al girar ahora la cabeza hacia el lado derecho y ver toda la estela que dejó a su paso este auto/pirinola. Objetos que no se pueden distinguir tirados en el piso, seguramente partes del auto y utensilios que iban dentro. También, sobre el asfalto de esta vía rápida están dos cuerpos tapados con las rigurosas sábanas blancas. Hay un gran charco de sangre que los cuerpos han creado. Esa sangre que les daba vida ahora está mezclada. Roja y oscura, combustible tan preciado que los nutría y que ahora se les escapa lentamente colándose entre las grietas del asfalto. Líquido que ha moteado de rojo las capas que cubren los cuerpos inamovibles. Me llama la atención lo brilloso del color de la sangre...
En esa misma zona del siniestro hace años un automovilista derrapó y se fue hasta las vías del metro, que corren al paralelo. Por fortuna no iba pasando el tren al momento. Y si mal no recuerdo, el conductor no sufrió más que un susto. Ahí mismo también, hace un tiempo, hubo un ajusticiamiento de narcos. Un convoy ametralló una camioneta que venía siguiendo desde el aeropuerto. Todos los que estaban en la estación del metro Aragón observaron las escenas desde el andén, cual película de Hollywood. El vehículo atacado terminó impactándose contra una casa. Nadie en dicha vivienda murió.
En una ocasión, en un noche como tantas y en compañía de policías, periodistas de nota roja y Ministerio Público, recorrí las calles de esta ciudad... En menos de tres horas, la muerte pasó lista: una señora había asesinado a su esposo junto con la amante a martillazos; la señora se encontraba en shock, mirada pétrea y la ropa salpicada de rojo. Apenas estaban subiendo a la mujer a la patrulla cuando se reportaba una persona atropellada en una avenida cercana. Muerta. Llevaba una bolsa de pan en la mano. Pan en moronas, pan hecho retazos... Momentos después una persona tirada en la calle con un tiro en la frente en una colonia cercana... No eran ni las dos de la mañana cuando un reportero gráfico de la guardia, de esos a quienes las noches sin muertos le significan una noche sin trabajo, me dice (con una indiferencia que la costumbre del trabajo ha creado): "pasadas las tres, cuando empiecen los accidentes vehiculares, esos sí son los muertitos".
"Esos sí son los muertitos" se traduce así: esas sí son las fotos que nos sirven. Tétrico. Avisados por la frecuencia radial, muchas veces los reporteros rojos llegan antes que la policía al lugar de los hechos; en ocasiones las víctimas están moribundas, quejándose. Ha habido choques en que el ambiente se llena de un olor mezcla de alcohol y gasolina. Accidentes donde todos están muertos, el auto deshecho y la música que venía escuchándose en el auto siniestrado, continúa sonando... Y que en varias ocasiones quienes mueren son aquellos que tuvieron la mala fortuna de cruzarse con aquel que alcoholizado iba manejando.
Todo esto pienso ahora. Reciente aun el color de la sangre de aquellas dos personas (¿hombre? ¿mujer?) en mi cabeza...

8 pechoch@s: (+add yours?)

Ricardo Marin dijo...

La muerte no pide permiso es verdad.
Así que a la vidatenemos que exprimirla a diario y al maximo como una buena naranja para sacarle el mejor zumo para ser felices.
Un saludo.

Missx dijo...

si bien es cierto no pide permiso, en ocasiones lanza avisos preventivos que son ignorados... por ello hay que estar con ojos, oidos y reflejos bien alertas, y de pasada, con el testamento también porque esas muertes que luego causas probleman familiares son terribles.

reportero de nota roja que no se aburra si no hay "muertitos" no es reportero de nota roja.

acá en sinaloa no tienen chance de aburrise nunca!!!

La Guera Rodríguez dijo...

Oye Pechocho..una pregunta: y tu que haces junto con los policias y los reporteros de la nota roja?...perdón por la ignorancia, pero a que te dedicas o que?

Saludos!
Diana

Francisca dijo...

con los años he aprendido dos cosas;
primero, la muerte no pide permiso
segundo, la muerte no es un privilegios de los viejos
Cariños!
Fran

LoReBeLLa dijo...

Fuerte tu relato y muy bueno. Por mi profesión me he enfrentado a la muerte en muchas formas, precisamente ayer nos visitó en el hospital justo al medio día mientras estaba yo comiendo.
A mi lo que más me impacta es cómo podemos toparnos con la muerte y meintras esta pasa y se lleva a alguien, nos damos la vuelta y para nosotros la vida sigue.

frecuenciax.com dijo...

Efectivamente: x eso es mejor prevenir que bautizar :p

Saludos.

KFG dijo...

Te digo, somos la pinche televisión de alguien.

...

¿Qué tranza con lo que íbamos a hacer?

Tanya dijo...

¡qué fuerte!...