¡AY, WEY! O LA NOCHE MAGA DE LOS REYES MAGOS

DÍA: Martes 6 de enero de 2009
HORA: Aproximadamente, las 21 hrs.
LUGAR: Monumento a la Revolución.
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Lo que por décadas acontecía en la Alameda Central, hoy aflora a unos pasos de ahí, en lo que originalmente iba a ser el Palacio Legislativo en épocas de Don Porfis (hoy una tumba gigantesca)... Los ríos de niños y no tan niños que religiosamente van a tomarse la placa decembrina, ya sea con Santa Claus o los Reyes Magos, convierten a esa zona en el mausoleo más divertido del mundo, pues seguramente los restos tan disímbolos que ahí se encuentran (dénse una idea: uno muy cerquita del otro, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas) han de olvidar sus históricas diferencias para salir a la fantástica romería de la colonia Tabacalera.

Una feria anual que pese a los estragos de la modernidá y a la inercia de la urbanidá, sigue manteniendo como muchas celebraciones más en este país, ese rico sabor de pueblo, ruralón, provinciano, que hacen las delicias de los nostálgicos citadinos, de los extranjeros ávidos de identidad nacional y de los romacondechicoyoacanenses en su pose de "lo naco es chido, weee".

Los colores abundan. Diría que están todas las gamas y posibilidades de ellos. En paletas translúcidas, granuladas, o en la epidermis de seres tan conocidos como lejanos, ya amarillos con cuatro dedos, ya pelirrojos con instintos asesinos, ya cafés y colgados como si estuvieran ahorcados.

Personajes de conocidos orígenes neoyorquinos que, al menos por estos días, dejan a su suerte a la Gran Manzana para venir a tomarse fotos con los niños mexicanos ("pero no se ven tan mameyes como en los comics"), justo al lado de las hadas que han salido de algún cuento para irrumpir ante los chilangos que continúan comiendo el fantasma chocarrón que en forma de algodón rosa de azúcar han tomado del cielo, un cielo por el que surca, justo sobre nuestras cabezas, un OVNI con refacciones de la Buenos Aires...

Letreros y más letreros. Muchos, de comida. Por si el olor de las jicaletas, los hotdogs, las papas fritas, las tortas, los tamales, los hotcakes, las hamburguesas, las alitas adobadas, los tacos, los algodones, no se hiciera presente a la primera inhalada... Cartelones que indican a gritos, admirativos de por sí, el ofertón pa' no dejarlo ir: "HAY GÜEY!!!" Y vaya que hay.

Es también la noche y la feria del espontáneo de siempre, del rey mago de lentes oscuros que venido del Oriente (de la ciudad, de Iztapalapa) se dispone a echar un trago en el único bar sobre la faz de la tierra que colinda con un zoológico que compra animales raros, por un lado, y con un puestecito que vende cigarros de broma y cacas de plástico, por el otro. Un bar que no contento con eso, se hace más irrepetible, único y singular por el catálogo de bebidas que, cachondamente, presenta para él y para ella. ¡Puro elíxir de la concupiscencia (esa palabra cómo me gusta)!

Un mundo hechizado, ajeno a todo, como burbuja que parece flotar en el ambiente, donde lo que es quizá no lo sea y lo que nunca es en esta ocasión podrá ser... El mundo posible de los reyes milenarios que viajan en animales... o, en su expresión más mundana encontrada en el baño público de una fondita de la esquina, el del "Quiero ser travesti contigo, si te interesa deja número, yo te hablo".

Con todo esto... ¡pa' qué quiero ver películas!

1 pechoch@s: (+add yours?)

Abigail Mendoza Morales dijo...

"¡Hay Guey!", me acabas de traumar, apenas me estoy recuperando de los "duocabecinos", luego de escribir un post al respecto (lo titulé Exatraño Hijo de... está en mi blog, si quieres chécalo), y en un segundo lo echaste a perder todo, con ese extraño cerdito de dos trompas.
Saludos