MUSIQUE NON STOP (CAFÉ TACUBA)

Primero fue Metallica. Ahora tocó el turno a Café Tacuba. Fue la circunstancia, pero se presentaron casi de forma seguida dos de las muchas bandas de rigor en el soundtrack de mi existencia. Metallica registró momentos específicos y de manera muy distinta a como lo hizo la banda sateluca, y a diferencia de Metallica, a los Tacubos los he visto infinidad de veces... Recuerdo la primera vez: fue en el Teatro Ferrocarrilero, en los márgenes de la Unidad Habitacional Tlatelolco. Presentaban su segundo disco, Re, y el vocalista, en ese entonces llamado Cosme, salía al escenario con unos cuernitos de diablo estilizados en su corte de pelo. La pasé genial...

Era la mitad de los noventas. Yo entonces no lo sabía (lo supe después) pero estaba prohibido hacer conciertos de rock en zonas abiertas pues en el 94, en la delegación Venustiano Carranza, una presentación gratuita de Los Caifanes terminó en santa madriza y detenciones gigantescas que llevó al entonces regente, Óscar Espinosa Villarreal, a declarar peligrosas las concentraciones de jóvenes para escuchar música... Ante dicha norma y en pleno fulgor zapatista, los estudiantes de universidades públicas se organizaron y dieron luz a una serie de conciertos que los de mi generación no han de olvidar. Chicos de secundaria, prepa y universidad se daban cita en los campus de la UNAM para divertirse en los primeros festivales totalmente autogestivos que se realizaban desde la era de Avándaro (en el 71). Así fue del 95 al 2000.

En esos festivales tocó varias veces Café Tacuba. Conciertos cuyos boletos costaban 50 pesos y un kilo de arroz y donde la Seguridad eran los propios estudiantes. Festivales maratónicos que arrancaban a las 10 de la mañana y terminaban a la medianoche. A los que asistían miles de chicos y chicas. Ahí anduve yo. Ahí canté (mezclándose mis cantos con mis pubertos gallos). Ahí fumé por vez primera marihuana. Ahí conocí a una chica (era de la Prepa 6, fresísima) con la que posteriormente conocería el amor por vez primera en todas sus dolorosas y candentes facetas. Ahí canté sin camiseta bajo soles radiantes o empapado por lluvias feroces, siempre entre miles y miles que brincaban y brincaban y brincaban y brincaban... Conciertos que si caían entre semana, era lo de menos, pues pa' eso se inventó el irse de pinta...

En el 89, cuando Café Tacuba debutaba en un bar de Coyoacán (El Hijo del Cuervo, aun en funciones), yo era un chiquillo que lo más rocker que conocía era la famosa Lambada que veía en la tele. Años después, los caminos se cruzaron y la propia fuerza de la banda me llevó a ellos. Esa misma inercia que ahora me guió al Foro Sol, a la celebración de sus 20 años junto a otras casi 60 mil personas que, de una u otra manera, vivimos lo mismo con su música.

Fue un concierto muy emotivo. Las fallas de sonido que se presentaron al inicio se olvidaron rápidamente. Tocaron todos los clásicos, a excepción de Las Batallas. Más de tres horas de concierto. A diferencia de sus XV años, en esta ocasión no hubo invitados especiales. Solo bastó con una: Ofelia Medina apareció entre luces rojas, envuelta en un rebozo blanco para dar paso a la canción de María, en una especie de remake del video de esta canción donde la actriz, como fantasmagórica y besucona aparición, va visitando a cada músico. "La Comandante Ofelia", la llamó Rubén Albarrán, hoy conocido como Cone Cahuitl.

Impresionante ver a todos y cada uno de los presentes hacer segunda al de la voz cantante, en ocasiones tan fuerte que la voz principal devenía en coro. Así sucedió con el "paparupa eueoooo" de El Baile y el Salón. Con el "woioioioioioooooo" de Las Persianas. Con No Controles, Rarotonga, Amor Violento, Las Flores, Volver a Comenzar, en fin. "No me digas que me adoras, que me amas, que me extrañas, que ya no te creo nada. Ingrata, ¿qué no ves que estoy sufriendo? Por favorhoynomedigasquesinmíteestásmuriendoquetuslágrimasonfalsastúdespreciasmispalabrasymisbesospuesiquierohacertedañosólofaltaqueyoquieralastimarteyhumillarteeee..."

Esos nuevos gadgets de los conciertos, los celulares, los MID's, grabando audio, video, sirviendo para llamar a aquella persona en Cómo te extraño, en El Puñal y el Corazón, en la fresísima Eres. La señal en ocasiones se va. Es tanto el flujo que sale, la insistencia de llamadas, que la cobertura se cae.

Conciertazo. Otro más.